Patrón del consumidor de Cannabis

Hoy es de esos días lentos, de mirar al vacío y dejar pasar los pensamientos. Uno de esos días densos en los...

Patrón del consumidor de Cannabis
Patrón del consumidor de Cannabis
July 25, 2022
Bienestar

Hoy es de esos días lentos, de mirar al vacío y dejar pasar los pensamientos. Uno de esos días densos en los que sin querer acabamos en un viaje al centro mismo de lo que hacemos en Cannasseur, y nos preguntamos: si queremos experimentar el cannabis de manera adecuada, ¿qué significa "adecuada"? y ¿quién nos enseñó que el cannabis no lo era?

Le hemos dado muchas vueltas, y para empezar, queremos saber qué ha hecho que nos sintamos así con el consumo de cannabis: ¿es porque el consumo no está regulado? ¿es por el desconocimiento general de la sociedad? ¿hay una mirada paternalista en el entorno de los consumidores? Hoy soltamos este mensaje en una botella esperando recibir señales de vida.

Nuestra idea inicial sale de una historia que corre de boca en boca, que hemos oído tantísimas veces, y que creemos que a ti también te resulta familiar: una persona que empieza a consumir de adolescente, tiene una mala experiencia, decide dejarlo (o no), y sigue con su vida con la sensación de hacer algo malo.

En Cannasseur conocemos de cerca decenas de personas con ese sentimiento; con la idea de que hay algo que no encaja en esta historia: es un pez que se muerde la cola, un círculo vicioso de desconocimiento, juicio, condena y alienación. Para romper esa cadena, queremos ser más, saber más: ¿te suena esta historia?

Inicios adolescentes: El (ab)uso desde el desconocimiento

Experimentación y adolescencia: El abuso desde el desconocimiento

En la adolescencia probamos nuestros límites: con salir de fiesta, desobedecer, enamorarnos... todo tiene un componente de aventura y de descubrimiento de algo nuevo. Y en el ensayo y error hay una necesaria parte de exceso, ya que conoceremos el límite tan pronto como lo rebasemos.

Con el Cannabis se dan dos percepciones populares que lo hacen especialmente atractivo para los adolescentes: por un lado, circula la imagen de "droga blanda", que no comporta riesgo; por otro, la prohibición por parte de la autoridad. ¿Qué mejor combinación para ejercer la rebeldía adolescente que consumir algo que está prohibido y además parece que no es peligroso?

Por desgracia, estas ideas están llenas de información distorsionada. Y se puede ver claramente haciendo un paralelismo con el alcohol: Un adolescente, mientras descubre su tolerancia al alcohol, abusa de éste. Sin embargo: tiene información suficiente como para comparar un litro de cerveza y un litro de vodka y extrapolar los efectos que le pueden causar. Con el Cannabis, siempre va a ir a oscuras.

Educación: El desconocimiento sobre el abuso

Este dúo "prohibido-inerme" también está presente en las mentes de las personas educadoras (familias, instituciones y sociedad). La posición oficial es de prohibición absoluta y a la vez no se ve como una gran amenaza.

Esta problemática nos recuerda a cómo descubrimos las palabrotas en la niñez. La sociedad nos enseña a no decirlas y a la vez, las oímos constantemente. Crecemos siendo reñidos constantemente por usarlas, y sin embargo no se percibe nada realmente terrible en las personas que las usan. ¿Será porque decir tacos tampoco es tan malo?. Si te fijas, incluso con las palabrotas, cualquiera puede acudir a un diccionario y aprender. La información está a tu disposición.

Al margen de los paralelismos que podamos trazar con otras conductas controvertidas en etapas de aprendizaje, creemos que un enfoque abierto y transparente sobre los riesgos y beneficios del consumo de Cannabis ayudaría a que el conjunto de la sociedad pueda educarse (y educar) en una base sólida de conocimiento.

Consumir en la etapa adulta

Al dejar atrás la adolescencia, la madurez moldea la experiencia, nuevas responsabilidades aparecen, y las vivencias acumuladas pasan a nuestro archivo de memorias y aprendizajes. La sociedad influye en aquello que consumimos, y como veremos a continuación, empezamos a separar los antiguos "excesos" en dos categorías: estigma y capricho. Spoiler: los estigmas no siempre se corresponden con aquello más saludable.

Si nos centráramos estrictamente en la salud, la sociedad señalaría y expulsaría conductas relacionadas con los cuatro comportamientos de riesgo de las enfermedades no transmisibles que causan el 70% de las muertes en el mundo: el tabaquismo, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol y las dietas poco saludables. (cita web OMS:https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/noncommunicable-diseases).

Amabilizamos lo socialmente bien visto: "placeres culpables".

Pues resulta que estos cuatro, y a pesar de las recomendaciones internacionales, son vistos a pie de calle con cierta permisividad: "Claro, el sedentarismo es malo, pero nadie me va a dejar de hablarme si no hago ejercicio regularmente." Esto mismo pasa con el consumo nocivo de alcohol y la comida poco saludable.

Nos animamos entre nosotros a "saltarnos la dieta", lo vemos como algo poco dañino, algo sin consecuencias reales. ¿Cuántas veces se recomienda comer chocolate o tomar vino por los beneficios que tiene, y los perjuicios se obvian o se ven como mínimos (siempre y cuando consumas con responsabilidad)?

Si comparamos todos los productos que consumimos por su composición real y analizamos la relación entre los riesgos y los beneficios, veremos cómo pasamos del blanco y negro (saludable vs mortal) a una gama de grises que nos permite tomar decisiones responsables ("un poquito de vez en cuando no te va a hacer daño").

Escondemos lo socialmente cuestionado: el estigma y la discriminación

Con el Cannabis pasa que, aunque tengamos una buena experiencia consumiendo, llega un momento en el que no está bien visto socialmente. Empezamos lentamente a consumir aislándonos, a escondidas, o sólo con personas que comparten nuestra visión sobre el consumo. Quizá incluso acabamos sucumbiendo a la narrativa conservadora y paternalista alrededor del consumo de Cannabis.

La sociedad considera a las personas que consumen Cannabis marginales, poco menos que drogadictas. Personas inmaduras que cualquier día cruzarán la famosa puerta "de entrada" a las drogas duras. (No sé tú, pero nosotros todavía no hemos visto esa entrada misteriosa ni conocemos a nadie que lo haya hecho, pero eso es tema para otro artículo.)

Con la madurez, y cada vez más en solitario, no queremos dejar de consumir. Hemos llegado a las mismas conclusiones que con el alcohol, con el dulce, y con todos los otros excesos. Están igual de integrados en nuestra combinación de hábitos más o menos saludables. ¿Por qué pasamos de "está bien, son jóvenes" a "está mal, qué vergüenza"?

Chavalada y fumetas: la demonización del consumo desde fuera.

Y es que, ¿cómo no vamos a escondernos? Si se empezaran a soltar con la misma alegría adjetivos como "yonki" a personas que comen a menudo, digamos, bollería industrial, ¿quién no terminaría a escondidas en casa por tener una conducta perseguida? Nos imaginamos algo así: "Oye, Laura, el sábado vamos a cenar a casa de Pepe. Por favor, no vamos a llevar pastel de postre, porque vaya vergüenza si nos ven como unos yonkis del dulce."

La hipocresía en los medios

Cuando vemos debates de televisión en los que se demoniza el consumo y se pone por ejemplo la regulación del consumo de cannabis en Holanda, nos acordamos de un caso que conocemos: una persona holandesa con quien trabajamos hace unos años.

Ella vino aquí atraída por el turismo de borrachera, hablando maravillas de las pequeñas ciudades de playa en las que todo era fiesta. A la vez, cuando hablábamos de los coffee shops en Ámsterdam, se enfadaba y se sentía avergonzada por el mal uso que los turistas hacían. Decía que ella había crecido en un entorno en el que el consumo era responsable desde el principio, y que los visitantes se estaban cargando el sistema entero.

¿En qué quedamos? Lo perjudicial para la imagen pública de un país es, en este caso, el modelo turístico, no la sustancia "que genera" esa problemática.

Lo que nos estamos perdiendo

Al poner el foco de un problema social en una sustancia, de modo que todo lo que toca se convierte en perjudicial, corremos el riesgo de dejar de ver todo aquello positivo que aporta. Al fin y al cabo, una sustancia no es buena ni mala, es aquello que se genera a su alrededor que puede serlo.

Si demonizamos todo aquello relacionado con el Cannabis, nos estamos perdiendo su potencial como planta para el bienestar, su utilidad como material sostenible para ropa y complementos, y tantos otros usos que dejamos de aprovechar simplemente porque es una planta que está "manchada".

Nos gustaría romper este patrón y ampliar nuestras miras, invitar a las personas a que reflexionen sobre qué entienden por perjudicial, y cuánto podría cambiar nuestra sociedad si fuéramos un poco más críticos y analizáramos las cosas con calma en vez de dejarnos llevar por la prohibición impuesta y la opinión generalizada. Imaginar mundos distintos.

¿Cómo hubiera sido mi experiencia en un entorno de consumo regulado?

En fin, se hace de noche, este día lento llega a su fin, y el sonido de una ambulancia nos distrae de esta espiral de pensamientos. Del mismo modo que llevamos dándole vueltas al asunto, pensamos que este patrón es un pez que se muerde la cola.

Si los educadores, la sociedad, la industria... le damos la espalda al consumo de cannabis, éste seguirá siendo demonizado y marginal. Nunca se investigarán sus efectos en el organismo con la seriedad que necesitamos: ya sea para bien (para conocer los beneficios de la planta) o para mal (para prevenir a colectivos desinformados de su consumo abusivo).

Sea como sea, nos hubiera gustado crecer en un entorno en el que el consumo de cannabis hubiera sido regulado. En el que haber podido comparar todo lo que consumo en igualdad de condiciones, lejos de prejuicios, y haber aprendido a consumir con responsabilidad y conocimiento sin tropezar tantas veces.

Antes de ir a dormir, nos preguntamos: ¿somos solo nosotros? ¿Hay más gente que ha seguido este patrón de consumo? En la comunidad Cannasseur hemos tenido experiencias similares y si es tu caso, únete y compártelo.